Diario de Sandra: El portal

Poco a poco las gotas empiezan a hacerse más sólidas y caen al suelo con rabia. Una tras otras, muy deprisa, decorando el negro arcén y la gris acera de blanco. Granizo frío que a veces se parte por la mitad y le salta a la cara.

Sandra suspira haciendo que salga vaho por su boca. Se encoje aun mas en la esquina del portal para resguardarse del frío y que las gotas de agua no la alcancen. Odia todo aquello. No tiene nada más que una simple chaqueta de punto negro que no la calienta  y que encima está mojada. ¿Y el paraguas? En algún lugar de su casa perdido, porque sinceramente confiaba en que su mejor amigo trajera alguno lo suficiente grande para los dos. Pero no ha sido así. Él no ha llegado y se ha quedado sola en la calle. Imbécil.

Un chico entra en el portal corriendo sin mirar quien hay adentro. Sujeta por encima de su cabeza  una tabla de skate que ha utilizado para protegerse del granizo. Cuando ve que Sandra le mira desde el suelo sonríe.
-Como graniza¿ eeh?- hace una carantoña y sacude el cuerpo para que las gotas de agua desaparezcan. No sirve de nada, ya esta empapado. Deja  la tabla al suelo y se sienta encima. Justamente a la otra esquina del portal. Se vicia al móvil. 

Así, en una vista rápida, Sandra aprecia que es un chico más mayor que ella. Lleva una sudadera gris con unas letras en blanco que no alcanza a leer, es más, ¿porque debería hacerlo? Le viene larga, tapándole el culo y por debajo salen unos pantalones anchos y unas bambas enormes azules, blancas y negras. Un estilo algo raro.

El chico sigue con el móvil. ¿Estará jugando a algo? Piensa, pero luego sigue a su faena. Le inspecciona como una jurado de moda. La ropa no le gusta, la combinación de pantalones anchos y camiseta larga parecen hacerle encoger. En la cabeza lleva una gorra blanca de visera corta la cual le tapa el pelo que por lo poco que puede apreciar es color café. Los ojos, viciados a la pantalla, de color marrón oscuro y en la boca, bastante bonita, un piercing. Ahí, justo debajo del labio, en el medio. Una bola negra.

Él levanta la cara y se encuentran las miradas. Se pone roja. El chico sonríe


-Que aburrimiento, no?- pregunta. Su voz es bonita. Sexy. Como de actor porno. Y no es que ella haya visto muchas películas de ese tipo pero le parece seductora.

-Al menos tienes juegos.

-Jaja si –Sandra piensa en el pequeño, inútil y horrible corby que descansa en sus bolsillos. Lo odia. No sirve para nada- A ver si para de llover pronto que tengo hambre.

El chico sonríe cómplice y ella se lo devuelve. Pero no le sigue la corriente y no saca conversación. No le gusta hablar con desconocidos y menos con alguien con esas pintas. No tiene nada malo pero… Le da vergüenza.

-¿Quieres que juguemos a cartas?- dice de repente. Sandra levanta la cara y se encuentra con una sonrisa amable, formando pequeños hoyuelos en las mejillas. Le encantan esos agujeros. Se queda embobada mirandolos –Oye, que si no quieres juego yo solo al solitario eh
No puede evitarlo. Se acuerda de una escena que vio en la tele donde una mujer se quejaba porque había pillado a su novio masturbándose. “Lo vi jugando al parchís, al solitario…vamos machacándosela” Tremendo. Sonríe, inconscientemente por ese pensamiento y el chico toma eso como un si. Se arrastra con el culo, aun sentado en el suelo, hasta donde ella está,  saca de un enorme bolsillo una baraja y comienza a mezclarlas con gracia:
Siempre llevo una por si me aburro jaja Al poker, no?


Antes de que Sandra conteste el chico las comienza a repartir. Dos para ella, dos para él. Tres mas para ella y tres más para él. Cinco. Que mierda, no tiene ni idea de como jugar. Se muerde el labio.

-En realidad no se jugar...
-Que dices? jajaja -se queda un rato parado. Luego se pone a pensar- Porque estas mojada? Pareces una perra abandonada
-Que?! - Sandra alucina. Ese chico esta insultándola y apenas la conoce. Pero él la mira sonriendo y no puede evitar que le de gracia. Tira las cartas al suelo, después se recuesta en la pared del portal y resopla. El chico ríe y ella sigue fingiendo que esta enfadada. Porque en verdad se lo está pasando bien. Vamos, todo lo bien que una se lo puede pasar en una situación así. 
-No te enfades- ella no dice nada. Solo le mira de reojo picada, de broma.- Fumas porros? Tengo cosecha propia, ¿Nos fumamos uno?

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